No es porque los electores busquen un cambio en el modelo económico, sino porque Verónica ha conseguido ser percibida como una candidata “real” y cercana a la gente. Describiré algunas anécdotas para ilustrarlo. El lunes pasado, muchos compartieron la respuesta de Verónica a las polémicas declaraciones de PPK resaltando la parte en que lo manda a tomar valeriana; sin embargo, el verdadero “punch line” fue haber dicho que ejerció la docencia en comunidades rurales y expresar su indignación con el hecho de que el candidato no lo considere un trabajo.  

A muchos les podría parecer que destacar una chamba mal remunerada no genera réditos electorales; sin embargo, con esas declaraciones Vero se ubicó dentro de un “nosotros” identificable para una mayoría. La gente se siente emocionalmente más cercana a una profesora de comunidades que a alguien que ostenta el pomposo CV de un tecnócrata de derecha como PPK. Verónica pudo haber hablado de su maestría en Francia o de su sacrificada labor en el congreso, pero magistralmente eligió eso.

Según Žižek, uno se identifica con un líder cuando se ve reflejado en esta persona. Sus rasgos no tienen que ser necesariamente espectaculares (como tener estudios en Harvard), sino que pueden ser también los fracasos compartidos. El mismo día de las declaraciones mencionadas, Latina pasó un reportaje sobre el rencuentro de Mendoza con su padre en el Cusco. Era una zona bastante humilde y en una de sus declaraciones, la candidata señaló que creció entre quechua hablantes, pero que lamentablemente no llegó a dominar el idioma. He escuchado a muchas personas de la sierra lamentar algo parecido: les gustaría tener un mejor quechua, pero desde pequeños les enseñaron a avergonzarse del mismo. Un fracaso compartido entre la candidata y la gente. Dicha nota contrastó muchísimo con el reportaje que se pasó el mismo día sobre la visita de Barnechea a Cañete: fue cuando rechazó el famoso chicharrón. 

PPK y Barnechea no han sabido alinearse con lo popular. El primero por tener una estrategia equivocada y pegársela de sabiondo y el segundo por no saber evitar detalles como el del sombrero que podrían ser absurdos y no deberían pesar más que las propuestas, pero la gente lo ve como hechos y los hechos valen más que las palabras. Si alguno de estos candidatos pasa a segunda vuelta, Keiko nos dibujaría la competencia como una entre el pueblo y las clases altas. Estaríamos perdidos. Verónica, en cambio, ha hecho algo que la izquierda no hacía hace mucho (recordemos las campañas de Villarán que apelaban a la honestidad): ubicarse en un nosotros popular.

Para terminar, es importante discrepar con los que piensan que la explicación del ascenso de Vero está en el hecho de que la gente quiere cambios en el modelo. Aparentemente, hay números que respaldarían esa propuesta: 9 de cada 10 peruanos cree que el modelo está en crisis según Datum. Está bien, pero ¿qué otra cosa te va a responder una persona que no está satisfecha con su vida?, ¿qué le encanta el modelo?, por otro lado, ¿qué entiende la gente por “modelo económico”? Criticar esto no es puro berrinche. Es importante que el FA sea consciente de que las personas votan, en gran medida, de manera emocional. Si piensan que todos sus electores están de acuerdo con sus reformas están asumiendo que su voto es racional. El apoyo a las reformas del FA solo se conseguirá a punta de comunicación política y con unos militantes comprometidos en las calles. La chamba será enorme